sábado, 21 de noviembre de 2009

Difusión de la seda


Desde el siglo IV AC se difunde la seda hacia el Oeste gracias a los mercaderes que la intercambian por oro, marfil, caballos o piedra preciosas.
Hasta las fronteras del Imperio Romano, la seda se convierte en un patrón monetario útil.
La Grecia helenística tenía gran aprecio por las producciones chinas e intenta implantar moreras y gusanos de seda.
La Persia sasánida, por su parte, controla el comercio de la seda hacia Europa y Bizancio.
Hasta 552 no recibirá el emperador bizantino Justiniano los primeros huevos de gusanos de seda, que dos monjes persas habían traído desde China, ocultos en sus bastones de bambú.

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